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Siempre despierta, la Central de Abasto de la Ciudad de México suministra en sus 327 hectáreas de terreno, alimento para los habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México, con productos 25...Siempre despierta, la Central de Abasto de la Ciudad de México suministra en sus 327 hectáreas de terreno, alimento para los habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México, con productos 25 por ciento más baratos al mayoreo.
Enclavada en la delegación Iztapalapa, en el oriente de la Ciudad de México, este centro mayorista -considerado el más grande del mundo- se divide en ocho sectores: Abarrotes y Víveres, Frutas y Legumbres, Flores y Hortalizas, Subasta y Productores, Envases Vacíos, Aves y Cárnicos, Zona de Pernocta y Bodegas de Transferencia.
En este lugar, que opera las 24 horas del día todo el año, se dan cita 90 mil personas para trabajar y 500 mil más a realizar compras –esta se incrementa a 650 mil en romerías- en cualquiera de las nueve mil 500 bodegas y locales comerciales, donde se ofrecen 15 mil productos de diferentes estados.
Desde las 22:00 horas, Aurelia Robles llega a la Central de Abasto (CEDA) procedente de Puebla -donde es productora de hortalizas- para vender brócoli, cilantro, betabel, perejil, lechuga, acelgas, espinacas, y otros productos recién cosechados, jornada que termina a las 10:00 de la mañana del día siguiente.
Aurelia trabaja en la sección de flores y hortalizas, entre manojos de hierbas ofrece su mercancía y relata que las ventas han disminuido debido a la construcción de más Centrales de Abasto en municipios conurbados, lo que disminuye el número de clientes que prefieren visitar el más cercano a su comunidad.
Al enlistar los problemas de la hortaliza, señaló que la falta de agua para el riego la encarece y en ocasiones, cuando no se vende, la regalan a los bancos de alimentos.
Anteriormente sólo se vendía por mayoreo y actualmente hasta manojos de cinco pesos, toda vez que pagan 85 pesos diarios para instalar sus puestos en los diferentes pasillos de la central, inaugurada el 22 de noviembre de 1982.
Sin dejar de mover las manos y atender a la gente que se acerca a comprar, narra que en las centrales de abasto de la metrópoli, muchos de los productos que en esos lugares se comercializa, se compran y se llevan desde esta central de abasto.
En sus oficinas, el coordinador y Administrador General de la CEDA, Sergio Palacios Trejo, explica que a este Centro mayorista ingresan 60 mil vehículos al día, desde taxis hasta camiones de carga.
Suministra alimento a la zona metropolitana y en la Ciudad de México y “prácticamente el 90 por ciento de lo que comemos todos los días, frutas, verduras, salen de la CEDA”.
Por ello, invitó a las amas de casa realizar sus compras al menudeo en la Central de Abasto, donde pueden adquirir productos 15 por ciento en promedio más bajo que en otros lugares; mientras que al mayoreo, el ahorro es del 25 por ciento en algunos productos y en otros hasta 40 por ciento.
Abundó que se cuenta con servicio de transporte (Cedabús) que recorre la central y llega a las estaciones Apatlaco y Aculco de la línea 8 del Metro.
Cuentan con monitoreo y se trabaja en la construcción de un edificio para albergar el Centro de Control de Vigilancia C4, además de que se construye una estación de policías en la avenida Rojo Gómez.
Para ofrecer mayor seguridad, se instalará un esquema parecido a la “alarma vecinal” en bodegas y locales, que estarán enlazadas con la central de monitoreo para tener intercambio con la persona que apriete el botón, para brindarle atención.
Y es que, en esta zona se maneja varias operaciones en efectivo y el robo y asalto son los delitos que enfrentan de manera cotidiana,
Palacios Trejo resaltó que la CEDA, próxima a cumplir 35 años de operación, alberga a 500 mil visitantes diarios, 90 mil trabajadores, entre ellos, 13 mil 800 carretilleros que ayudan a transportar las cajas bolsas, huacales, y los diferentes productos que se comercializan.
En el pasillo de hortalizas, parado con su carretilla y buscando con la mirada al comprador que requiera de su ayuda, Simón García relata que desde las 7:00 de la mañana llega a este centro neurálgico del comercio, donde espera a los clientes que ha hecho a lo largo de cuatro años y quienes le pagan por acercar las compras a sus vehículos.
La confianza al carretillero es fundamental en la central –comenta- toda vez que es más fácil que le den la mercancía para llevarla al auto; y aunque en esta zona de la Central gana menos porque la carga es más ligera y la propina es poca, prefiere trabajar en esta sección para no lastimarse la espalda.
Al término de su jornada, Simón García guarda su carretilla e inicia su segundo trabajo, el ayudar a su esposa en el cuidado de sus hijos, a quienes lleva a la escuela, les sirve de comer, y atiende, mientras su esposa trabaja limpiando casas.
En este espacio considerado por la Unión Mundial de Mercados Mayoristas como el centro mayorista más grande del mundo, se compra y distribuye alrededor del 35 por ciento de la producción hortofrutícola nacional y fija los precios de productos básicos, entre ellos, los cítricos.
El valor de su operación comercial de compra y venta anual asciende, aproximadamente, a nueve mil millones de dólares, cifra que sólo es superada por el mercado bursátil de la Bolsa Mexicana de Valores.
La Central de Abasto recibe productos de todos los estados de la República Mexicana y de más de 10 países, entre ellos Canadá, Chile, Turquía, España, Alemania y la India.
Así, entre carretilleros que trasladan flores de diferentes especies y colores, hortalizas, productos perecederos, y otros, Simón se pierde en la búsqueda de un nuevo cliente.
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