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Papa deja Chile: defiende a inmigrantes y obispo polémico from Olivia Diaz's blog

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Fue una última jornada en Chile en que pasó de todo: el papa Francisco celebró la primera boda a bordo de un avión y salió al auxilio de una oficial de policía que fue arrojada por un caballo.El...

Fue una última jornada en Chile en que pasó de todo: el papa Francisco celebró la primera boda a bordo de un avión y salió al auxilio de una oficial de policía que fue arrojada por un caballo.

El pontífice cerró su visita de tres días con una tercera misa en la región norteña de Iquique, en donde salió a la defensa de la comunidad inmigrante. Sin embargo, al mismo tiempo, Francisco volvió a desatar la ira de algunas víctimas de los abusos sexuales a menores por parte del sacerdote chileno Fernando Karadima al defender a un discípulo de éste y obispo de Osorno, Juan Barros, que ha sido cuestionado por haber encubierto supuestamente esos hechos.

El papa había pedido previamente perdón por esos abusos y lloró con las víctimas en lo que probablemente será recordado como uno de los momentos importantes de su visita en una nación en la que, como se preveía, encontró el rechazo de algunos grupos por la manera en la que el Vaticano y el Santo Padre respondieron a dichos escándalos.

Un día antes en Temuco, segunda escala del viaje, Francisco pidió a indígenas mapuches renunciar a la violencia como medio para impulsar sus reclamos de tierra y reconocimiento a su idioma y costumbres. Antes y durante la visita papal se registraron ataques incendiarios contra al menos once iglesias católicas, que las autoridades presumen habrían sido obra de grupos radicales mapuches.

La presidenta socialista Michelle Bachelet despidió el jueves por la tarde en el aeropuerto al papa, quien siguió viaje a Perú en donde lo esperan indígenas de la Amazonía sudamericana.

En pleno vuelo aéreo con rumbo a Iquique, la última escala de Francisco en Chile, el papa sorprendió al casar a una pareja de sobrecargos de la aerolínea chilena que lo trasladaba para su última misa masiva. La pareja le contó al Santo Padre que se habían casado por la ley, pero que la ceremonia eclesiástica no se pudo celebrar debido a un fuerte terremoto que sacudió el país en febrero de 2010 y que dejó cientos de muertos.

Francisco aprovechó la ocasión para destacar la importancia del sacramento del matrimonio. Y después de la misa, cuando salía en caravana del lugar, el papa se apeó del papamóvil para consolar a una mujer policía que fue arrojada por su caballo asustado mientras resguardaba la ruta.

En Iquique, situado a 1.930 kilómetros al norte de Santiago y donde se considera que el 10% de la población es inmigrante, Francisco llamó a defender a los extranjeros ante la precarización del trabajo, el abuso a estas personas por estar sin documentos o por no conocer el idioma.

“Estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación que exponen a tantos hermanos a perder la alegría de la fiesta”, añadió, en alusión al primer milagro de Jesucristo que fue convertir, en una fiesta, el agua en vino, según las escrituras.

El pontífice llegó a Playa Lobito, en Iquique, donde inició un recorrido a bordo del papamóvil, hasta el lugar donde celebró su tercera misa campal en Chile, en su última parada local antes de seguir a Lima.

Muchos inmigrantes tienen viviendas precarias, construidas con cartones y tablas, sin servicios básicos y con empleos mal remunerados.

La comisión organizadora de la visita dijo a los corresponsales que la ciudad y en su periferia hay 19 colonias de inmigrantes.

A muchos les ha ido mejor, especialmente a los que llegaron hace más tiempo, según contó a The Associated Press la ciudadana ecuatoriana Carmen Montañas, vendedora y aseadora. Iquique “es una ciudad que está totalmente poblada por (in)migrantes y se está solucionando el tema de los papeles”.

Agregó que espera la bendición del papa y que muchos comprendan “que venimos a trabajar, con tranquilidad”.

Los inmigrantes acuden a Chile por ser la economía más fuerte y estable de la región, pero se ven en medio de un descontento político y social en aumento.

A su llegada a Chile, Francisco dijo que el futuro del país depende de su capacidad de escuchar, incluyendo “escuchar a los migrantes, que llaman a las puertas de este país en busca de mejora y, a su vez, con la fuerza y la esperanza de querer construir un futuro mejor para todos”.

Francisco pide desde hace años que los países reciban con los brazos abiertos a inmigrantes y refugiados que huyen de la guerra, la sequía o la escasez, un mensaje que a menudo cae en oídos sordos en Europa, donde la crisis migrante ha sido un factor clave en la política en los últimos años.

Aunque las cifras son relativamente pequeñas, Chile registró el mayor aumento anual en población migrante de cualquier país de América Latina entre 2010 y 2015, según estadísticas de Naciones Unidas y la Iglesia.

Un informe oficial indica que los inmigrantes en el país sudamericano son unos 465.000 personas, cerca del 2,7 de los 17 millones de chilenos.

La mayoría de los recién llegados son haitianos, que a menudo encuentran barreras de idioma que limitan sus perspectivas de empleo. Aunque Chile no ha tenido una campaña antiinmigrantes como las de Estados Unidos y Europa, el gobierno conservador entrante del presidente electo Sebastián Piñera ha indicado que intentará limitar la inmigración.

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La periodista de The Associated Press Eva Vergara colaboró con este reporte desde de Santiago de Chile.


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