
Notimex
La comunidad canadiense de Beambsville, en la provincia de Ontario, a poco más de una hora de Toronto, realizó un festival de verano para convivir con jornaleros mexicanos y centroamericanos que...La comunidad canadiense de Beambsville, en la provincia de Ontario, a poco más de una hora de Toronto, realizó un festival de verano para convivir con jornaleros mexicanos y centroamericanos que laboran en granjas cercanas.
Con música canadiense y latina, hamburguesas y hot dogs, pero también tamales, empanadas y tostadas, se realizó la víspera la segunda fiesta para reconocer el trabajo de estos migrantes y darles horas de esparcimiento.
El organizador fue el párroco Javier Arias, inmigrante colombiano quien oficia misa en español en la Iglesia St Alban's y a quien se han unido cerca de 40 voluntarios canadienses para hacer actividades a favor de trabajadores agrícolas.
En el patio de esta iglesia anglicana, los canadienses pusieron puestos de comida, música, taller de bicicletas, mientras que poco a poco fueron llegando decenas de trabajadores agrícolas, la mayoría de México.
Después del talento artístico canadiense, los jornaleros y jornaleras bailaron con la música de la colombiana Diana Asaira y su DJ, luego llegó el momento de las rifas.
“Este es el segundo festival de verano que organizamos y buscamos integrar a los trabajadores agrícolas de México, Honduras y Guatemala con la comunidad canadiense”, dijo a Notimex el padre Javier Arias, quien recordó que algunos trabajadores laboraron en domingo hasta las tres de la tarde, por lo que fiesta se prolongó hasta las nueve de la noche.
“Quisimos hacerles un día especial para los trabajadores agrícolas, que salgan de la rutina, de su cansancio y su soledad y encuentren a sus compañeros y amigos acá; esta es una fiesta para celebrar la vida, la cosecha, las frutas de nuestra madre tierra”.
La iglesia St Alban's, de Beamsville, a cien kilómetros de Toronto y cerca de las cataratas del Niágara, lleva cuatro años realizando programas de ayuda comunitaria para los jornaleros.
“Comenzamos con dos meses y ahora ya estamos todo el año realizando actividades como donación de ropa, clases de inglés, consultas médicas, reparación de bicicletas, misas en español. Tenemos 40 voluntarios canadienses que participan en estas actividades haciendo de choferes, traductores, cocinando y también con enfermeras voluntarias”, agregó el padre, quien visita las granjas.
El sacerdote resaltó que los trabajadores agrícolas hacen el trabajo que el canadiense no hace “y lo hacen con sacrifico, dejando de ver a sus familias por seis u ocho meses, algo muy duro que ellos hacen para darle una mejor vida a sus familias”.
La sacerdotisa anglicana Lynne Marchant dijo a Notimex: “Nosotros apreciamos que estos trabajadores agrícolas vienen cada año a trabajar la tierra para cultivar nuestros alimentos haciendo el sacrificio de dejar a sus familias por mucho tiempo”.
En esta iglesia tienen un programa de bicicletas donde se las reparan si costo o se las venden a bajo precio. Cada domingo por la tarde un autobús los recoge y los trae a la misa en español. Si el autobús está lleno tienen voluntarios que los trasladan. Al final de la misa les ofrecen comida, tiempo de convivencia antes de regresarlos a sus granjas. La iglesia les provee WiFi gratis para que hablen con sus familias.
“Los trabajadores no hablan inglés y nosotros no hablamos español pero usamos las manos para comunicarnos y nos entendemos. Cuando ellos vienen podemos practicar nuestro español. Hacemos todo esto como una forma de darles la bienvenida por cultivar nuestros alimentos”, agregó la sacerdotisa anglicana.
Luis Mendoza, quien lleva 26 años viniendo a diferentes granjas canadienses, señaló que “los mexicanos somos una mano de obra muy buena y reconocida en Canadá, prueba de ello es que los mismos empleadores nos piden cada año, somos trabajadores nominales”.
Los trabajadores mexicanos pertenecer al Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT) que Canadá y México comenzaron en 1974. A la fecha suman 24 mil los jornaleros que vienen a Canadá bajo este programa.
“Hemos dejado la vida aquí, pero este programa nos ha dado bastante; trabajo en el cultivo de girasoles y me gusta, amo la tierra, la siento desde que el tractor la va moviendo y se hace suave para la siembra”, añadió Mendoza de la Cruz.
Cristina Bonilla, de Puebla, lleva siete años viniendo a Canadá en granjas de Columbia Británica, Alberta y ahora en Ontario. Es madre soltera de dos hijos a quienes dejó de 11 y 14 años al cuidado de su madre.
“Esta es mi segunda temporada en Beambsville, Ontario, vengo por ocho meses y trabajo en el cultivo de hierbas de olor, los patrones son buenas personas y nos tratan bien.
Como muchas jornaleras madres, Cristina sabe que lo más duro de este trabajo es dejar a sus hijos: “Fue muy duro para mí dejar a mis hijos de 11 y 14 años, aunque mi mamá los cuida, pensaba si estarán bien; como madre uno se preocupa y trata de comunicarse con ellos, a veces las llamadas no salen y uno queda preocupada. Mis hijos ya están grandes, pero aun así uno se preocupa”.
Selene Marfil Basto, de Campeche, trabaja desde hace siete años en el cultivo de flores, es madre de tres hijos de 17, 21 y 23. En su granja, en la zona de Niágara, hay 25 jornaleras y 40 jornaleros.
Explicó que vienen desde enero o febrero hasta por ocho meses, comienzan a trabajar desde las seis de la mañana hasta las 6 o 7 de la tarde, aunque en verdad no hay hora de salida. Trabajan de lunes a sábado y los jueves los llevan a comprar su despensa.
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