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Una comisión de la Cámara de Diputados de Brasil investigará el funcionamiento de los grupos criminales que operan en el tráfico de droga, y buscará interrogar a los principales líderes de las...Una comisión de la Cámara de Diputados de Brasil investigará el funcionamiento de los grupos criminales que operan en el tráfico de droga, y buscará interrogar a los principales líderes de las facciones encarceladas en el país.
La Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) del crimen organizado fue autorizada por el presidente de la cámara baja, Rodrigo Maia, y está previsto que comience a trabajar a principios de agosto próximo, tras el período de receso.
La CPI –un instrumento en Brasil con capacidad para interrogar a cientos de personas y pedir al Ministerio Público tomar acciones legales contra individuos y empresas- tiene el objetivo de buscar los posibles lazos entre el narcotráfico y los brotes de violencia en las prisiones del país registrados en enero pasado.
“Vamos a llevar a declarar a los principales líderes del crimen organizado que están en los presidios brasileños”, dijo el diputado Sabino Castelo Branco, quien propuso la CPI y está amenazado de muerte por las facciones.
El 1 de enero pasado estalló un motín en una cárcel de Manaus, que acabó en una matanza de 60 reos a manos del grupo criminal rival, y esos enfrentamientos se extendieron a otros presidios del país causando en total más de 130 muertos.
Las autoridades temen que esos motines estén vinculados con una lucha por el control del tráfico de droga, en especial de cocaína, en la región del Amazonas, después del vacío que puede provocar la retirada de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de las plantaciones como consecuencia del acuerdo de paz con el gobierno de Colombia.
Brasil, segundo consumidor mundial de cocaína tras Estados Unidos, no produce coca, pero sí es un país de tránsito desde las plantaciones en Perú, Bolivia y Colombia y el mercado europeo.
Preocupa también que el arsenal remanente de grupos de la guerrilla llegue hasta las manos de las facciones brasileñas, que ya controlan algunas regiones, por ejemplo, de Río de Janeiro, como favelas donde no hay presencia del Estado.
Brasil, Colombia y Perú incrementaron los últimos meses su cooperación en la triple frontera amazónica para tratar de evitar que sea un corredor de droga y de armas.
En junio pasado, los tres países realizaron maniobras militares conjuntas para detectar y derribar aviones sospechosos en la frontera, como las pequeñas aeronaves que llevan furtivamente la droga desde las áreas de producción hasta el interior de Sao Paulo, principal puerto de exportación a Europa vía marítima.
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