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“Los abuelos” cumplen 80 años de edad y 58 dedicados al baile de salón from Olivia Diaz's blog

Notimex

Parte importante de los salones de baile, es la gente que acude a bailar y escuchar a sus grupos y orquestas favoritas, y en el Salón Los Ángeles existe una pareja que es muy querida y popular, se...

Parte importante de los salones de baile, es la gente que acude a bailar y escuchar a sus grupos y orquestas favoritas, y en el Salón Los Ángeles existe una pareja que es muy querida y popular, se trata de “Los abuelos”, doña María Elena Campos y don Pedro Velásquez.

Esta pareja celebra tres importantes acontecimientos, 80 años de edad, 58 de casados y también 58 dedicados, ya como pareja, al danzón, al mambo y a cualquier género que se les ponga enfrente.

“Llevamos 58 años bailando y trasmitiendo lo que es el mero baile fino de salón”, comentó don Pedro en charla con Notimex a la entrada del salón Los Ángeles, elegantemente vestido con su traje azul marino, camisa de cuello ancho y su infaltable sombrero.

Mientras su esposa, lo tomaba del brazo, también muy guapa, maquillada discretamente, con un vestido blanco, su mechón blanco (tipo Tongolele) y una enorme sonrisa, la misma con la que hace casi seis décadas conquistó el amor de su marido.

“Nos conocimos en el baile, yo de chavo sólo hacía dos cosas: trabajar y bailar, porque el mundo se va a acabar. Yo me hice popular por la forma de bailar, todos me hacían rueda y llamaba mucho la atención y por eso le caía gordo a ella (su esposa), pero a mí me gustaba y la sacaba a bailar y la conquisté con el baile”, agregó orgulloso don Pedro.

Dijo que en ese tiempo estaban en auge los ritmos del fox trot, el mambo y el chachachá.

“Eran los años 50, yo era muy bueno bailando esos ritmos y cuando llegó Pérez Prado a México lo vine a ver a Los Ángeles, el maestro Pepe Luis, quien sigue viniendo también, me trajo y aquí me quedé, conocí a mi esposa y aunque me costó trabajo la conquisté y desde entonces aquí seguimos”.

A lo que doña María Elena añadió: “Es que era muy payaso para bailar, por eso me caía mal, era presumido y las señoras se alborotaban por él, pero yo no le hacía caso, no éramos ni amigos, pero el destino nos unió y el baile también, porque además hemos tenido la fortuna de comprendernos muy bien y nos apoyamos, nos queremos, hemos formado una enorme familia y aquí estamos”.

Ha sido tanto el amor que se tienen, que tuvieron 13 hijos y ahora, cuentan con más de dos docenas de nietos y bisnietos.

“Tenemos una familia muy grande, nos encanta reunirnos y bailar, pero lo que más nos gusta es venir aquí, (dice el señor Pedro, señalando la entrada del salón ubicado en la calle de Lerdo) y por eso han sido muy raras las ocasiones que hemos dejado de venir a menos que estemos enfermos no venimos, pero eso ha sido muy raro”.

Y es que ambos aseguran que el baile ha sido su mejor medicina.

“El baile ha sido nuestra mejor medicina y la mejor terapia, aquí puedes llegar con un estrés muy fuerte y a las primeras piezas se acaba, aquí uno puede entrar cansado o triste o estresado y sale uno con una enorme sonrisa. El baile nos ayuda en todo, hacemos ejercicio, nos divertimos, nos desestresamos y nos invita a socializar”, dice muy seguro el señor Velásquez.

También, dicen que es su único vicio. “Es un vicio muy sano, te da la fortuna de conocer todo tipo de gente, buena, mala, pobre, rica, aquí se relaciona uno con todo mundo. En los años 50, cuando íbamos al salón México, al Glostora y al Vaselina, ahí si se distinguían a las personas, pero en Los Ángeles, todos entran, boleros, mecánicos, políticos, así es aquí y todos venimos a pasarla bien, sin problemas”.

Lamentablemente, “Los abuelitos”, dicen que este gusto por el baile de salón está en situación difícil, porque ya queda muy poca gente que gusta de este y a las nuevas generaciones no les interesa.

“Eso es lo que pasa, hay además muchos charlatanes que se dicen maestros y en el baile nadie es maestro, somos instructores, maestro es quien va a la escuela, el instructor es el que se forma en los salones de baile o lugares como en la Ciudadela, pero estos ya son pocos. Nosotros y otras cinco parejas iniciamos los bailes en la Ciudadela, ahora vamos y ya no conocemos a nadie, porque todos son maestros, pero la verdad no saben nada de baile”.

Dijo que a sus hijos sí les gusta el baile. “Ellos son líricos, a todos les gustó el baile y el más chico salió como su servidor, bailador, parrandero y jugador”, comentó don Pedro, soltando una carcajada.

“¡Y coquetón!”, añadió doña María Elena.

Ella, explicó que para bailar un buen danzón o cualquier género se debe sentir la música y trasmitir ese sentimiento al cuerpo.

“Todo tipo de baile se debe sentir en el momento en que suena la música, pues es la te va pidiendo el movimiento, hay que tener oído para la música, porque la mayoría de la gente baila todo igual, un chachachá, un swing o un mambo, no saben definir los géneros”.

“Ahora resulta que los jóvenes quieren bailar danzón, pero anulando los pasos básicos del danzón y esto no se puede. El danzón se viene bailando así desde hace más de 50 años y no podemos terminar con la enseñanza de los danzoneros viejos, eso no se puede, ahora meten hasta pasos de blues o de salsa”.

Y es don Pedro quien explica cómo se debe bailar un buen danzón: “Se tiene que bailar suavecito, con mucha cadencia, acoplamiento, tener oído a la música, saber en qué momento hay que cambiar el paso, porque la música te lo va marcando y tener la cadencia y la cuadratura, saber llevar a la pareja con el muñequeo de la mano, el danzón es una cosa maravillosa”.

Al preguntarles si el danzón es el ritmo que más les gusta bailar, los dos respondieron al mismo tiempo:

“¡Todo nos gusta! Nosotros vamos por épocas, hemos sido campeones de mambo, de chachachá, de swing, salsa y actualmente somos los campeones a nivel maestro del baile de salón y esos conocimientos nos han llevado a dar talleres por casi toda la República”, indicó.

Y así, agarraditos de la mano, se metieron al Salón Los Ángeles, pues la Orquesta de Felipe Urban y su Danzonera, comenzó su turno y nada menos que con un buen danzón, que obviamente “Los abuelos”, no se podían perder.


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